MANOLO

MANOLO

(PB DE UN EDIFICIO DE MADRID. MACARENA TOCA EL INTERCOMUNICADOR. SUENA UN TIMBRE ABRIÉNDOLE LA PUERTA. SE ACERCA UN SEÑOR GORDO, EN CORBATA Y CON ASPECTO POCO PULCRO): 

MACARENA: ¿Usted es el señor Manolo?

MANOLO: ¿Viene a ver el piso de alquiler? 

MACARENA: ¿Todavía está disponible?

MANOLO: (VIÉNDOLA DE ARRIBA ABAJO CON MORBO) Hoy ha venido una pareja a verlo, pero aun no lo alquilan. (TOMA LAS LLAVES DE LA GAVETA) Vamos, se lo muestro.

(SE DIRIGEN AL APARTAMENTO Y UNA VEZ ADENTRO).

MACARENA: ¡Me encanta! ¡Tiene mucha luz y está recién remodelado! ¿Cuántos meses son de depósito?

MANOLO: Tres meses y uno de comisión, pero… ¿cómo es qué me dijiste que te llamabas?

MACARENA: Macarena.

MANOLO: Macarena, yo puedo alquilártelo sin que me des el depósito.

MACARENA: ¿En serio?

MANOLO: Con una condición (COMIENZA A SOBARSE EL PECHO Y EL CUELLO): estoy casado, pero no tengo sexo con mi mujer desde hace más de dos años y tú… y tú me has gustado mucho. Quisiera conocerte, tomar unas copas y… follar contigo. Si aceptas, también puedo pasarte unos euros mensualmente. Eso sí, todo tiene que ser clandestino.

MACARENA: (IRÓNICA) ¿Le dije que mi esposo es árabe? ¿Sabe usted que hace un árabe en estos casos? (SEÑALÁNDOLE EL MIEMBRO CON LA BOCA) ¡Hace un chorizo con su hombría! ¡Se lo corta!

MANOLO: ¿Un chorizo? ¡Joder! ¡0lvide todo lo que he dicho!

MACARENA: (AL PÚBLICO) ¡Qué frágil es la hombría de muchos, que se hacen pasar por machos!